A Juan Valero, por sus árboles
¿Qué son estos pasos que escucho en tu oquedad mientras te abrazo?
Primero fueron la necesidad de un cuerpo vivo pegado a mi cuerpo
Más tarde, la sensación de sentir, tras el insomnio, la tierra húmeda en mis pies sin apenas rozarte
Hoy, un camino sin rumbo, perdido en un bosque infinito que cabe, todo entero, en el corazón de un hombre.